FRASES PARA APRENDER

1. No se puede atribuir a la maldad lo que simplemente es estupidez.



2. Uno mas uno no son dos, existe una palabra para cuando dos son uno amor.



3. En relacion a preguntar, es mejor parecer tonto un segundo que serlo toda la vida.



4. La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis.



5. Jugar perder pagar y callar.



6. El cobarde solo amenaza cuando esta a salvo.



7. Con el corazón ningún lugar esta prohibido.



8. Para que nada nos separe que nada nos una.



9. A quien vendes tu secreto vendes tu libertad.



10. La belleza es un estado de animo.



11. Un libro abierto es un cerebro que habla.



12. Ser bueno es facil lo dificil es ser justo.




13. Una persona solo tiene derecho a mirar a otra por debaja para ayudarle a levantarse.



14. Si me miras y te veo parate.

¿EN LA EDUCACION DE UN MENOR ESTA SE DEBE VER COMO? A:

¿TENDRIAS DERECHO A PEDIRLE A TU ACTUAL PAREJA QUE QUEME LAS COSAS DE SU O SUS RELACIONES ANTERIORES Y NO MANTENGA NINGUN TIPO DE RELACION CON LAS MISMAS PORQUE NO QUIERES QUE FORMEN PARTE DE SU VIDA ACTUAL CONTIGO?.

¿LAS PERSONAS SON MAYORES O VIEJOS?

¿En que espejo te sueles mirar?

martes, 17 de febrero de 2009

COMO CONSEGUIR VIVIENDA

¿CUAL ES MI MEJOR OPCION PARA CONSIGUIR UNA VIVIENDA?

Me llamo Vanesa Alonso, tengo una discapacidad física desde mi nacimiento debido a la cual uso silla de ruedas para desenvolverme en mi día a día, y desde pequeña he tenido muy claro que mi meta es SER INDEPENDIENTE.
Tratare de contarles mi vida a grandes rasgos, sin otro objetivo que pedir orientación y recursos sobre cómo llegar a alcanzar mi meta.
Nací el 10 de mayo de 1978 en Burgos, y ni mi padre ni mi madre aceptaron nunca mi discapacidad. Al cumplir tres años se separaron, mi padre se marchó de casa sin dar señales de vida durante años (una visita de un día cuando tenía 14 años, hasta que yo misma le llamé cuando cumplí los 18); mi madre, lejos de volcarse en sus hijas, me culpa a mí de su separación y de la imposibilidad de rehacer su vida con una carga filial semejante. Porque, según ella, nadie la iba a querer por tener una hija con discapacidad.
Así que, a la edad de ocho años me ingresa en un centro de rehabilitación de discapacitados físicos, en Bilbao Gorliz - Las Arenas, donde permanezco año y medio, y con esfuerzo consigo andar con muletas de tres patas. A modo de ejemplo del sentimiento de mi madre hacia mí, cuando los médicos del centro la llaman para que vea lo que he logrado, lo primero que me dijo fue: “yo no te compro eso que la gente me va a mirar por la calle”.
Durante mi estancia en dicho centro también viví experiencias traumáticas: padecí una salmonelosis con fiebre alta y alucinaciones, unas trabajadoras del centro me intentaron ahogar en la bañera como castigo por mis protestas hasta que una monja que estaba de visita en el centro me sacó, y en una ocasión que no quise cenar porque me encontraba mal me obligaron a comer y vomité, y entonces dijeron que lo hiciese dentro de un plato para luego obligarme a comerlo, y después me ducharon con agua fría. Intenté hablar con mi madre, pero ella no me creía y pensaba que era porque no quería estar allí. Mi situación psicológica llegó a ser tan grave que incluso llegué a comerme mis propias heces.
Después de mi estancia en este centro me enteré de que lo habían cerrado, supongo que por denuncia de alguna familia, y volví a vivir con mi madre. Mientras yo estaba en el centro de Bilbao, a mi madre le habían concedido una casa de protección oficial en Burgos, que no era accesible (aunque algunos bloques de mi barrio lo eran), ya que ella no especificó en la solicitud que tenía una hija con discapacidad. La vivienda tiene tres habitaciones, salón, cuarto de baño, y cocina, con pasillos y puertas estrechas (no tiene medida adecuada a una silla de ruedas), un baño pequeño y con bañera a la que no puedo acceder por mí misma.
A pesar de que prácticamente toda mi vida he estado en silla de ruedas, he tenido periodos en los que he conseguido tener más movilidad: durante mi estancia en Gorliz asistía a rehabilitación y me enseñaron a mantener el equilibrio en muletas de tres patas, como ya he contado anteriormente, aunque después no seguí ningún proceso de rehabilitación medianamente serio. Asistí a centros educativos que, aunque tenían apoyo para personas con discapacidad física, lo cierto es que cada vez estaban más solicitados por gente como yo, y las sesiones de rehabilitación eran cada vez más escasas, sin contar con que todo esto debía de acompañarse de seguimiento y ejercicios en casa (barras o paralelas en el pasillo de casa para ejercitarme, etc.), algo que necesitaba de medios económicos y predisposición en la familia, y yo no tenía ni lo uno ni lo otro. Me han operado cuatro veces: la primera vez me operaron de los tendones de Aquiles, y la segunda de los abductores, ambas operaciones en Burgos. Cuando nací me sacaron con fórceps, lo que provocó que me sacasen las caderas; hasta los 11 años subía y bajaba escaleras y andaba agarrada y gateaba. Como tenía dolores me operaron en Madrid de ambas caderas: de la izquierda con 12 años y de la derecha con 14; tras esta última operación empecé a tener dolores al sentarme y debido a la mala postura se me produjo una gran escoliosis que si va a más podría cerrarme un pulmón y un desvío de la pierna derecha, así como la imposibilidad de estirar totalmente las rodillas. No sé si he llegado a esta situación por un mal asesoramiento, por negligencia médica o por un mal postoperatorio a nivel de rehabilitación, material ortopédico o por mis circunstancias familiares. Actualmente estaría dispuesta a que mi estado físico mejorara con más operaciones si las posibilidades de éxito fuesen elevadas.
Así estuve viviendo hasta los 23 años sometida a los malos tratos, físicos y psicológicos, de mi madre, que me llamaba “mueble, trasto", o me decía lindezas como "ojalá te hubieras muerto el día que naciste, me has partido la vida”. Siempre me tenía a dieta porque como ella me tenia que mover de un sitio a otro, decía que le hacia daño la espalda. A pesar de todas estas penurias, mal o bien tenia mi espacio y mis cosas (tenía habitación propia, aunque no pudiese entrar ni salir de ella por mí misma, ya que la silla no giraba dentro de la habitacin y mi madre valora mucho que su casa esté perfecta y me chillaba y me daba si arañaba las puertas).
Para ser totalmente justa con mi madre, los malos tratos físicos fueron hasta los 18 años, ya que entonces le dije que si seguía haciéndolo podía denunciarle. Ella estaría bien conmigo si yo fuera de visita y en periodos cortos, cuando se agobia ya empieza con el maltrato psicológico. Por eso no puedo vivir con ella ni buscar trabajo porque me arriesgo a que no me levante de la cama.
Pienso que mi madre tiene un problema y por ello no puede asumir que mi padre se fuese y por eso me culpa tanto a mí como a su madre que la presionó para que se quedase con las hijas, por lo que no está preparada para las responsabilidades. Creo que siente que le he quitado su posibilidad de ser feliz. Ella no tiene mal corazón, nunca me ha cerrado las puertas de su casa, aunque según van pasando los días (a veces más y a veces menos, como un mes) empieza con los malos tratos psicológicos.
Cada vez que vuelvo a casa de mi madre ya no tengo sitio en mi habitación y tengo que poner mis cosas en bolsas o cajas. Por eso tengo mis cosas repartidas: tres cajas grandes en casa de mi padre (al que he ido a ver 2-3 veces en estos años, haciéndome pasar por su prima para que su mujer no se enfadara), mis dos sillas de motor en casa de mi abuela, y yo voy de un sitio a otro con una mochila. Así que me veo desubicada.
Durante esos años fui estudiando como pude: conseguí la titulación oficial de la ESO y aprobé la mitad de asignaturas de primero de bachillerato en el instituto "Comuneros de Castilla". Psicólogos y profesorado del instituto me aconsejaron que, debido a mi situación familiar, debía estudiar formación profesional porque necesitaba incorporarme cuanto antes al mercado laboral. Y terminé formación profesional de grado medio de Técnico Administrativo en el instituto "Simón de Colonia".
Nada más cumplir los 18 años empecé a buscarme la vida para solucionar mi situación vital y ver con quién podía contar. Conseguí hablar con mi padre, que vivía en Málaga, y vino dos veces a hablar conmigo pero no me ayudó (se había vuelto a casar, y su nueva mujer le puso como condición olvidarse de que tenía tres hijas); me puse en contacto con una asistente social para explicarle la situación que había en casa de mi madre y ver cómo me podía ayudar. Ésa fue la primera vez que yo escuche la frase: “Tengo que contrastar la información”.
Aunque entiendo que es el protocolo a seguir, la realidad es que, en mi caso, solo ha servido para tensar más las relaciones existentes.
Tras dos visitas de mi madre y dos mías, la asistenta social me llamó y me aconsejó que me fuera a Madrid, a una residencia para personas con discapacidad, "porque tu madre no reconoce que tiene un problema, y si no se deja ayudar, no se puede ayudar a quien no quiere ayuda". Aunque ella me dijo que me facilitaba el contacto con la residencia, esa fue toda la orientación que recibí. Yo nunca había salido de Burgos, y me dio miedo irme a una ciudad grande, en mis circunstancias y sin conocer allí a nadie.
Después de oír estas palabras, y a través de una amiga que vive en Córdoba, decidí marcharme a esta ciudad andaluza, a vivir a una asociación para personas con grandes discapacidades, asociación "Frater" (Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos), que gestiona la residencia "Hogar Frater", y un piso tutelado. Enseguida me propusieron que me fuese a vivir al piso tutelado que tienen, ya que, a pesar de mi 88% de discapacidad física, puedo vivir de forma independiente en las condiciones adecuadas.
En la asociación me dijeron que solicitase plaza en la residencia a través de la Junta de Andalucía, y que, como, por lo general, tarda mucho tiempo, mientras, yo viviría en el piso. Este posible cambio me dio muchas esperanzas, así que decidí cambiar mi empadronamiento de Burgos a Córdoba he hice todo el papeleo. Estoy empadronada en esa ciudad desde el 28 de noviembre de 2001, y ahí sigo.
Desde que entré hasta que me fui del piso estuve por contrato privado, contrato que firmaba mes a mes, con lo que no tenía asegurada plaza alguna de residencia. Pagaba por este piso el 65% aproximadamente de mi pensión no contributiva, gastos aparte.
El piso tutelado, en el que al principio estaba sola, se regía por una serie de normas, algunas de las cuales eran bastante arbitrarias e incluso absurdas:
- Para que cualquier persona entre a vivir al piso, las personas que ya viven en él deben estar de acuerdo.
- Las visitas privadas no pueden permanecer más de 5 minutos en el piso, y ningún caso puede pasar del recibidor. No hay limitaciones para las visitas provenientes de la asociación, aunque se debe avisar previamente a los responsables.
- No se puede ocupar más de una habitación con cosas personales.
- La asociación establecerá una persona supervisora del piso, que se encargará también de distribuir las tareas de la casa (en aquel momento las hacía una de mis hermanas, que se vino a vivir conmigo) y comprobar que todo está en orden. Además, esta persona tenía que ayudarme a hacer gestiones y papeleos.
En el tiempo que viví en el piso tutelado me dediqué a buscar activamente trabajo: llevé mi currículum a todas las bolsas de empleo, estuve en FEPAMI (federación de gente con discapacidad física de Córdoba), en FUNDOSA (fundación filial de la ONCE para personas con discapacidad física o sensorial), incluso me apunté para vender el cupón en la ONCE.
Aunque no estaba de acuerdo con muchas de las normas y formas de funcionamiento, me callaba y aguantaba ya que era mejor de lo que había tenido hasta entonces, y pensaba que tal vez más adelante conseguiría algo propio. Sin embargo, todo tiene un límite, y la gota que colmó mi paciencia fue ver que las normas no eran iguales para tod@s.
Acabé viviendo con tres personas más. Dos chicos de Huelva, a los que acepté de buen grado, y, después de que mis compañeros se fueran, la supervisora del piso, que vino y se instaló a vivir sin mi permiso. Ella era quien decía lo que había que hacer, y su pareja estaba allí cuando ella quería, con la música a todo volumen, la cocina llena de cosas, con lo cual yo me iba a la residencia o a dar una vuelta.
Cuando los chicos llegaron, decoraron su habitación (que compartían) y también el resto de la casa, ya que, como bien decían ellos, “parecía un hospital robado”. La supervisora se encaprichó con uno de ellos desde que llegaron, y cuando venía a las supervisiones se dedicaba a tontear y tomar café. Las supervisiones eran semanales y no se hacían un día concreto, sino que ella nos llamaba el día que iba a aparecer. Mis compañeros de piso hablaron con ella y consiguieron fijar un día, y así podíamo hacer nuestros planes.
La verdad es que la convivencia con estos dos chicos, antes de llegar ella, fue genial porque, entre otras cosas, aunque a mi el miedo me mantenía callada, ellos sin embargo no se callaban ante lo injusto. Como positivo, contar que, poco después de que mis compañeros se fueran, conseguí un trabajo de administrativa para SADECO, una empresa de limpiezas que trabajaba para el Ayuntamiento de Córdoba.
La situación se hizo realmente insoportable cuando los chicos ya no pudieron aguantar más y se buscaron otro piso, así que me quedé sola con la supervisora.
Ante la poca seriedad que veo en la asociación que tutelaba el piso, me decidí a acudir a inspección de residencias. Allí me dijeron que no era la única queja que recibían, que desde la residencia se habían recibido varias, pero que, como yo no tenía plaza concedida, y a pesar de que las normas y el trato les parecían injustas, estaban obligados a contrastar la información con la otra parte. Aun así, yo podía presentar una denuncia que, al final, se archivaría "porque las pruebas tienen que ser tangibles", y que, en cualquier caso, ellos no podían cerrar la residencia porque "a ver qué hacemos con la gente que vive allí".
A partir de ese momento todo fueron amenazas, tanto sutiles como directas. Me dijeron cosas como, por ejemplo: “a partir de ahora podemos darte mucho menos de lo que te hemos dado. Después de todo lo que hemos hecho por ti, así nos lo agradeces”. "Si no quieres vivir en el piso te damos dos meses sin prórroga para que vivas en la residencia, y luego cojas todas tus cosas y te vayas". Volví a hablar con inspección de residencias y les conté las amenazas. Me dijeron que los responsables de la asociación les habían comentado que el piso se iba a cerrar, y yo no podía hacer nada porque en el contrato privado que firmé para entrar a vivir al piso había una cláusula que decía que una de las razones por las que yo debería abandonar el piso era el cierre del mismo. En definitiva, que desde inspección ya lo sentían pero que no podían ayudarme.
A los pocos dias recibí por escrito la orden del cierre del piso, y un aviso del plazo de dos meses sin prorroga para vivir en la residencia. Fui al asistente social que me correspondía y que me aseguró que no me echarían, que hablaría con ellos. Durante los dos siguientes meses me presentaba cada 15 ante el asistente social, que me seguía diciendo que “tranquila, que no te echan”, hasta que en la última visita, dos semanas antes de terminar el plazo, me dijo que no podía hacer nada, y que lo mejor es que me fuera a una residencia para gente con discapacitad (algunas personas con discapacidad psíquica severa), pero “una residencia muy bonita, con un bonito jardín”. O que me fuera a vivir con mi padre.
Terminé acudiendo a Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, donde me aconsejaron irme a un centro de recuperación de minusvalidos físicos (CRMF), y pedí plaza en el CRMF de San Fernando (Cádiz). Ante la cruda situación, y sin ver ninguna posibilidad de quedarme en Córdoba, ya que en inspección no podían hacer nada, se me ocurrió denunciar al asistente social en la Policía. Ésta es la denuncia que presenté:

EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN DE LA DENUNCIA
Soy una mujer con una discapacidad física del 88% que me vine a Córdoba debido a los malos tratos físicos y psicológicos de los que era víctima por parte de mi madre, vivía en su casa, un piso que no estaba adaptado y en el que era totalmente dependiente.
Hogar Frater (Residencia de Minusválidos gravemente Afectados) situada en c/Candelaria Nº 9 CP 14002 de Córdoba me propone pedir plaza (desde "Hogar Frater" me dijeron que el día que me llamasen para la valoración de plaza, que no dijese que vivía en el "piso frater" puesto que no tenía plaza concedida, que me empadronase en casa de una amiga y dijese que vivía con ella y su familia) para estar en la residencia con la plaza concedida por la Junta de Andalucía.
Mientras me podían alquilar un piso tutelado "Piso Frater" situado en la c/Palarea Nº1 bajo derecha CP 1400 de Córdoba, mediante un contrato privado que se firmara mes a mes si no hay problemas y así estoy desde el 22 de febrero de 2002 hasta el 30 de noviembre de 2003.
A mediados del mes de octubre de 2003 se me comunica que va a cerrarse "Piso Frater" porque la Junta de Andalucía no concierta plazas y no les sale rentable.
Me dan como alternativa un contrato de cuatro meses a partir del 1 de diciembre de 2003 en "Hogar Frater", el cual únicamente será prorrogable cuantos meses tarde en cerrar el piso a partir del 2004 (puesto que todavía no se ha cerrado por cuestiones burocráticas), sino será improrrogable.
El 12 de marzo de 2004 "Hogar Frater" me comunica que el 1 de abril de 2004 tengo que irme.
Me han concedido una plaza en un centro de San Fernando (Cádiz) para estudiar pero no me puedo incorporar hasta el día 14 de abril de 2004, puesto que en los periodos vocacionales el centro cierra.
El problema es dónde vivo yo del día 1 hasta el día 13 y en los períodos vocacionales así como donde vivo cuando termine el curso en San Fernando (Cádiz).
He tramitado el envío de los contratos así como la notificación de abandono de la residencia "Hogar Frater" para que actualicen mi expediente con la esperanza de que me concedan una plaza ya que considero injusto que me hagan abandonar una residencia donde hay habitaciones libres.
El motivo por el cual pongo esta denuncia a Jesús Luque, asistente social del Centro de Servicios Sociales "Urban Ribera", es que teniendo todos los datos desde el 1 de diciembre de 2004, y asegurándome que no me iría a la calle si no había encontrado un sitio donde vivir, el día 15 de marzo le llevo la notificación de "Hogar Frater" en la que pone que el día 1 de abril estoy en la calle.
Su respuesta ha sido que me vaya a vivir con mi padre, con el cual no tengo más que un contacto esporádico desde hace 8 años, su pareja actual no nos acepta como hijas ni a mis hermanas ni a mí, y nos tenemos que hacer pasar por primas de mi padre. Lo sé porque mi padre tiene un geriátrico a las afueras de Málaga en el que trabaja una de mis hermanas y porque lo he vivido cuando voy a verles, siempre acompañada por amigos (tales circunstancias me afectarían mentalmente de forma muy negativa). O bien en casa de amigos que no son accesibles.
Me ha dado cita para el día 24 de marzo de 2004 para solucionar el tema, si el 1 de abril no tengo un sitio donde vivir, me instalaré en la puerta de "Urban Rivera" hasta que den solución a mi caso.
Adjunto notificación para irme de "Hogar Frater" el día 1 a abril.
En Córdoba a 16 de marzo de 2004
Fdo.: Vanessa Alonso Antón

Algunas personas en las que encontré apoyo en toda esta situación injusta tampoco pudieron ayudarme, la casualidad quiso que fallecieran con una diferencia de menos de un mes:
- Antes de que cerrasen el piso, una de las personas fundadoras de la residencia y que vivía allí, Antonio García, estaba en trámites judiciales con el entonces director de la residencia por las injusticias e irregularidades que se estaban dando. Fue gracias a esta persona que pude entrar en la residencia, me apoyó en todo momento pero, desgraciadamente, murió durante mi estancia en el piso.
- Otra persona que también vivía en la residncia y que fue a denunciarles también fue amenazada y a los pocos días se marchó a su casa porque no aguantaba la presión. También murió.
- Después de salir de la residencia me enteré de que otra persona que vivía en la residencia y que estaba enferma lo pasó muy mal, padecía heridas que no le cicatrizaban bien y le sangraban, una noche se arrojó de su propia cama sin poder aguantar el dolor, terminaron llevándole al hospital y le amputaron la pierna.
LO QUE MÁS ME DOLIÓ FUE QUE, AL QUEDARME SIN SITIO DONDE VIVIR, NO PUDE RENOVAR EL CONTRATO DE TRABAJO EN EL QUE LLEVABA CUATRO MESES, (HABLÉ INCLUSO CON LA ALCALDESA PARA CONTINUAR TRABAJANDO) Y YO NECESITABA VIVIR EN CÓRDOBA PARA PODER SEGUIR TRABAJANDO Y TENER UNA VIDA MÁS O MENOS INDEPENDIENTE.
Llegué a Cádiz con todas mis cosas encima y sin conocer a nadie, en un vehículo de la Cruz Roja que me cobró kilometraje de ida y vuelta y dietas del conductor y acompañante, o sea, 300 euros que salieron de mi bolsillo. En el CRMF de Cádiz, a pesar de ser, como su nombre indica, un centro de discapacidades físicas, había gente con discapacidad psíquica. Por otra parte, como la mayoría de este tipo de centros, oferta enseñanzas no regladas, con lo que después de estudiar no tienes un título válido. No te ayudan a buscar vivienda, y si además encuentras trabajo tienes que dejar el centro.
Como se puede ver, en realidad, este tipo de residencias no me ayudan a conseguir una casa y un trabajo, todo lo contrario. Yo creo que el gran problema es que juntan y mezclan los conceptos: cada discapacidad tiene una realidad y unas necesidades muy diferentes, por lo que los centros de este tipo deberían responder a diferentes necesidades de las personas con discapacitadad y no meterlas a todas en el mismo saco; desde luego, lo que yo he podido vivir desde mi experiencia con estos centros no es lo que yo necesito. A los tres meses, la situación me había superado, además tenía que irme para los meses de verano, así que me volví a Burgos a casa de mi madre, y aunque intenté volver al centro después de las vacaciones, presionada por mi madre (la cual ya no quería que me quedase en su casa), no pude volver ya que, la gente con la que me relacionaba no volvía, y mucha de la gente que quedaba tenía una mentabidad pre adolescente, el trato con el personal era muy frío y las normas de colegio de primaria. Así que, cuando llegué hasta Madrid, tuve una ataque de ansiedad muy fuerte y regresé a Burgos.
Mi idea era volver a Burgos para salir del paso unos meses, porque la situación con mi madre no había cambiado en absoluto. Una amiga del (C.R.M.F. de Cadiz) me aconsejó pedir la beca MAPFRE, una beca privada para el centro FREMAP, un centro para personas con discapacidad física que la empresa aseguradora tiene en Majadahonda, una especie de Colegio Mayor en el que se impartían diversos estudios, y en el que por primera vez viví en un centro para gente autónoma, sin normas absurdas ni vigilancias arbitrarias. La enseñanza era realmente buena y las relaciones estupendas. Me hubiera quedado allí por mucho tiempo, pero la beca era de diez meses improrrogables. Así que, vuelta a Burgos, donde a pesar de todo aun me siento con ánimos de realizar un curso de telefonista-recepcionista de oficina, a través del INEM, que terminé en marzo de este año.
En definitva, veo que mi situación es la pescadilla que se muerde la cola y no avanzo, hace 12 años que hablo con asistente sociales de varias ciudades, hago cursos, becas de formación y siempre vuelvo al punto de inicio, para todo hacen falta papeles que tampoco me han solucionado nada. Me siento una nómada sin ningún tipo de estabilidad ni posibilidades a pesar de mis esfuerzos y haber demostrado que puedo ser autónoma si el entorno es el adecuado.
Quisiera aclarar que mi intención no es, ni mucho menos, vengarme de mi madre o de cualquier otra persona implicada en todas las situaciones penosas que he vivido, aunque es cierto que lo de mi padre, que nunca ha ejercido como tal, es diferente. Me consta que tiene recursos económicos y no entiendo que aun así no me ayude. Tuvo problemas legales con mi madre que terminaron en juicios que ella ganó (le pedía la manutención de sus hijas hata que cumpliésemos 18 años). Teniendo en cuenta mi situación, no sé si puedo reclamarle nada.
Con respecto a la posibilidad de una vivienda adaptada, y al igual que cualquier otra persona, como no puedes estar empadronada en dos sitios a la vez, debido a mis circunstancias vitales que ya he contado, sigo empadronada en Córdoba. Como mínimo te piden dos años de empadronamiento mas luego la suerte. Suerte que he probado por dos veces en Córdoba después de casi siete años. Como solo rellenas impresos, sin posibilidad de especificar mucho más o acudir a instancias donde casos extremos como el mío puedan ser atendidos, así sigo esperando a que me den una vivienda accesible con el único recurso de una pensión no contributiva con ayuda a tercera persona de 504,50 euros (14 pagas), a pesar de lo cual he conseguido ahorrar 17.505,88 euros, contando con el sueldo que tenía en el trabajo de Córdoba.
Las asistentes sociales a las que he preguntado en diferentes ciudades me dicen que hay viviendas sociales que no se ocupan por que hay una burocracia que seguir y a mi eso me parece vergonzoso.
En la actualidad vivo en Ontinyent (Valencia) desde el 3 de abril de 2008, en casa de mi amiga Sonia, que conocí en el centro FREMAP de Madrid. Ella padece afasia (trastorno del lenguaje oral y escrito provocado por un daño cerebral) debido a un accidente de tráfico hace cinco años. Vivimos Sonia, su familia (padre, madre y hermano) y yo en un piso de 67 metros cuadrados, pero la vivienda no es accesible: de la calle al ascensor hay 13 escalones, el ascensor es pequeñísimo y no cabe la silla manual, por lo que me tienen que subir en una silla de oficina (no he podido traer mi silla a motor porque pesa 80 kilos y hay que levantarla para subir los escalones); tienen una bañera que no puedo usar y dependo mucho para salir, entrar y moverme.
Quisiera dejar claro también que, aunque la convivencia en Ontinyent es muy buena, yo me veo limitada tanto a nivel físico en cuanto a barreras arquitectónicas (escaleras, ascensor, bañera) como al espacio (ahora vivimos cinco personas). No tengo aquí mi silla de motor, es un pueblo del que no se puede entrar o salir con transporte público, solo hay un autobús que va por el pueblo y que no siempre funciona.
Lo único que pido es tener las mismas oportunidades que cualquier persona: un piso social adaptado en cualquier ciudad, acorde a mis ingresos y que pueda pagar, lo que me daría la posibilidad de realizar una búsqueda activa de empleo, poder trabajar y sentirme realizada e independiente.
Llevo siete meses en Ontinyent y necesito tener una vivienda accesible. Mi amiga Sonia ha perdido la posibilidad de mejorar su discapacidad en un centro de A Coruña, así que, al igual que yo, se encuentra en una situación de impase. Yo me siento en cierta manera en deuda con ella y su familia, que me han acogido en su casa sin conocerme apenas. Me gustaría que, si consigo tener un espacio propio, Sonia viniera a vivir conmigo, con la ilusión de que ambas podamos llevar una vida normalizada, aunque ella ahora no pueda ayudar económicamente.

11 comentarios:

SPONDILOS FUSIONADOS dijo...

Realmente me he quedado impresionado al leer estas entradas, con razón me decías que las leyese, de esta forma he podido saber algo más de tu vida. Eres muy valiente al haber contado tantas cosas y más entrando en temas muy personales entorno a tu família, yo no sé si hubiese podido contar cosas tan íntimas, me parece todo muy fuerte, un poco como surrealista. No expongo mis pensamientos porque quizás utilizaría palabras no adecuadas dirigidas a algunas personas, opto por dar la callada por respuesta, tú te has volcado en estas entradas y has derramado todos tus sentimientos, tus frustraciones, tu dolor, tu impotencia, tu estado de marginalidad... creo que te has expresado muy bien, añadir algo sería reiterarse en lo mismo. Sólo cabe decir una cosa: esta sociedad es lo más parecido a la ley de la jungla, sólamente sobreviven dignamente los más fuertes, nos vanagloriamos de ser seres humanos y realmente somos peor que los anímales, menos sentimientos, menos de todo excepto una inteligencia la mayoría de las veces empleada malamente sólo para hacer mucho daño a los semejantes. Autenticamente la LEY DE LA JUNGLA.

LESDISLUNA dijo...

Hola Piricanta

Ahora realmente conoces mi historia desde el principio, me alegro de haber conocido una persona como tu, ahora si quieres seguir conociéndome a partir de esta entrada va ordenado por fechas, recuerda que: “SOMO PUEDEN CONTIGO SI TE ACABAS RIDIENDO, SI DISPARAN POR FUERA Y TE MATAN POR DENTRO”.

UN ABRAZO

karla dijo...

hola vanessa:

me dejas sin palabras,la verdad tienes mucho valor,no se como pudiste soportar tanto?,lo unico que te puedo decir que aunque toqus 99 puertas de 100 una se abrira,el sol sale para todos,no te rindas,un BesO!!!y mucha suerte.

LESDISLUNA dijo...

Hola

Aguanto tanto porque tengo muy clara mi meta, y porque como tu muy bien dices espero que mi puerta hacia mis objetivos se abra

UN ABRAZO

Jorge dijo...

Hola Vanesa, la verdad que no se que decir, me dejaste sin palabras. Solamente que le sigas echando narices a todo y que no te ridas ante nada con hiciste hasta ahora.
Besos.
Jorge.

LESDISLUNA dijo...

Hola Jorge

Muchas Gracias por tus palabras

Anónimo dijo...

Hace ya mucho que escribistes esto, pero hace eso de una hora, un amigo me pasó tu página y me dijo que te leyese y así lo hice.
Antes de nada, tienes una fuerza que es envidiable. Algo que espero y deseo no lo pierdas, porque si sueñas con algo, al final lo acabas consiguiendo, aunque de por medio te pongan trampas.
No creo poder darte algo más que apoyo, pero si te digo, que intentaré informarme, en Sevilla, si hubiese algo con lo que puedas encontrar tu vivienda.

Besos y gracias por contar tu vida con tantos detalles.

Silvia o lokillah.

LESDISLUNA dijo...

Hola Silvia

MUCHAS GRACIAS por dejar tu comentario, leerlos me da mas fuerzas para luchar. Es interesante leer el blog completo para haceros una idea global de mi experiencia.

UN SALUDO para Sevilla

Anónimo dijo...

Si mientes con tu familia como con lo de Cordoba, eres una mentirosa profesional

Ppito grillo dijo...

Hola. Me alegra ver que sigues batallando, aunque lamento que no consigas un mínimo de lo que como tod@s mereces.Tiempo después de que te tuvieras que ir de Frater, y con ciertas evidencias en la mano me dirigí a la Inspección de residencias. Y es que no. Esa gente está para echar tierra encima a todo y evitarle problemas al político de turno. Tu valentía y honestidad son muy sanamente envidiables.
Un saludo. Ppito grillo.

LESDISLUNA dijo...

Hola Pepito Grillo

Te recuerdo de verte en Frater, te gustaba la informatica, es bueno reencontrarme con gente que tiene un minimo de sentido critico, y lucha por lo justo, en vez de bailarle el agua a quien toque a cualquier precio.

Me alegra que sigas este espacio, si sigues leyendolo te daras cuenta que si he conseguido cosas.

UN ABRAZO